domingo, 16 de octubre de 2011

Si tuviera que comerme mi estómago
a pedazos
y de ácido podrido en mis entrañas
se me quemaran los labios...
Repetiría en alto las palabras
decepción y remembranza
y luego con un hilo de voz susurraría:
¡Váyase a romper los platos a otra casa!

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