Un solo roce
y lenguas incipientes de deseo
convierten el agua en combustible.
No sé si tus palabras
o su cauce
me hacen oscilar frente al vacío.
O es la cuenca de tu pecho,
la entrada a mi morada.
No sé qué es lo que esconde
el presente a sus espaldas
Ni si esta luz es fogonazo, chispa o
brizna pasajera.
Solo sé que tu presencia
mantiene indiferente a la locura.
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