Déjame que te recuerde
así quieto, frente al coche
con los ojos encharcados de deseo
con tus caderas apoyadas
en mi vientre.
Déjame que la memoria
se quede bailando sin concierto,
al son de los minutos
que son años.
I
Se me ponen divinas las pestañas
al sentir que la cueva de tu pecho
resulta del vacío
de mi entraña.
II
Acaricié a Edith Piaf.
Luego me quedé inmóvil,
esperando un abrazo.